Fragmentos de una página sobre el graffiti chileno en el cual hace un exaustivo paso del MURAL POLÍTICO al graffiti .
AGRADECEMOS AL CREADOR DE LA PÁGINA SU COLABORACIÓN Y AYUDA.La fuente completa es:
http://www.kelp.cl/news/
December 28, 2006
Estimados lectores,
es hora de publicar más información recopilada de manera exclusiva sobre la historia del graffiti en Chile. En esta ocasión volveremos a las raíces, para aclarar todas las dudas con respecto al tema del del mural político y su relación con el nacimiento del graffiti chileno. He visto algunas publicaciones (diarios, revistas) en donde mucha información no es precisa y abundan los errores históricos. Sin embargo y agradeciendo su existencia, libros como Puño y Letra de Eduardo Castillo o El graffiti chileno dan a conocer de manera verídica ciertos aspectos históricos relacionados.
De manera definitiva y formando parte de un documento extenso, publico en Internet todo lo relacionado a esta época importante para la cultura del graffiti local.
Partamos por una breve historia del mural político, como nace en Chile y terminamos en como el graffiti comienza a tener presencia sobre todo en la capital Santiago.
Según Desmond Rochfort, los murales representan las raíces de un pueblo, su etnia y su sentido de origen compartido, en los que el examen y la aprobación de la historia pueden enfocarse en la lucha por la libertad, la justicia y, ante todo, la identidad.
El siglo XX, época de inquietudes sociales, ve nacer el mural social en Chile. Los acontecimientos producidos en México, después de la Revolución con el mural mexicano, descrito como un movimiento socialista, revolucionario y político, comienzan a ejercer infl uencia en la pintura mural chilena. Sin embargo la idea del mural político chileno, se separa básicamente de su antecesor mexicano, con el fin de concientizar a la gente frente a diferentes situaciones, como dejar en claro la situación desfavorable respecto a la desigualdad, la pobreza y la educación. A partir de esta infl uencia, el muralista chileno buscará el mejor efecto visual para el espectador, lo cual entre otras cosas significa que el mural debe estar en un lugar donde el espectador pueda desplazarse libremente, ya que es un relato con episodios distribuidos sobre una superficie.
La iconografía soviética y el cartel cubano también influenciaron el mural político, pero el referente mas importante en el trabajo brigadista de los murales, fue el titular del diario como pauta que orienta la información como dice Eduardo Castillo. Era hacer propaganda política para ganar las elecciones y tener un gobierno popular. En la campaña previa a las elecciones de 1963, el comando del candidato Salvador Allende, tuvo que diseñar estrategias comunicativas de bajo costo por no tener recursos abundantes como su contraparte Eduardo Frei. Este comando no sólo contaba con grandes medios financieros, sino con el apoyo de calificados profesionales como periodistas, sociólogos, psicólogos y especialistas en comunicaciones. Su propaganda copaba radios y periódicos y se apoyaba en slogans precisos, según Patricio Cleary. Según Eduardo Castillo en los partidos de izquierda, específicamente entre los muralistas, la voluntad de comunicar era errática ya que era muy diverso lo que se quería decir, perjudicando la efectividad del mensaje.
Las primeras manifestaciones de tipo mural en las murallas de Valparaíso en 1963, fueron rechazadas y criticadas por parte del transeúnte, debido a que se realizaban encima de monumentos nacionales u otros espacios históricos. Tal hecho cambió radicalmente con Patricio Cleary y el entonces estudiante de Arquitectura Osvaldo Stranger, quienes tuvieron la idea de intentar fórmulas propagandísticas distintas, como representar, por ejemplo, artísticamente, en afiches pintados directamente en los muros las consignas y aspiraciones populares. Con esta idea, un grupo de personas unidas llevaron a cabo el primer mural político del país el mismo año ’63 en Av. España entre Valparaíso y Viña del Mar. Fue el inicio ya que posteriormente se realizaron murales en Av. España, Quintero y el puente Capuchino, lugares estratégicos por la gran cantidad de gente que transitaba por ellos. Durante los años ´70 a ´73, grupos anónimos, trabajadores del arte, pobladores, estudiantes y comprometidos con el nuevo proceso social, transforman el mural social en una expresión colectiva. Según Eduardo Castillo, los rasgos distintivos de diseño del mural de la época, eran el alto contraste, las tintas planas, los contornos irregulares y el trazado manual, destacando el grosor del negro para contornear las figuras en la pared. Para las elecciones de 1970, el muralismo ya se había consolidado como una formula masiva y efectiva de propaganda política y difusión de ideas de acuerdo al partido político, por sobre todo en sectores de la periferia. Un fenómeno artístico nacional de masas, que los mismos candidatos califi caban como lo más novedoso de sus campañas. Fue por lo demás el propio Allende quien llevó a Santiago la idea de reproducir el ejemplo del mural en Valparaíso. Así se hablaba también de arte popular, de muralismo, de murales, de comunicación popular, de arte del pueblo, de muralismo callejero o de pintura social.
El mural recurre a los anhelos y esperanzas del pueblo, a las insatisfacciones, a través de símbolos universales como flores, manos, rostros, hojas, piedras, banderas, estrellas, etc. Es un trabajo que va al encuentro de su espectador, con un mensaje en directa alusión a lo que está pasando en el momento. Especial relevancia tienen los partidos de izquierda en cuanto a promotores y provocadores del muralismo social. Brigadas como la Elmo Catalán, Inti Paredo, Ramona Parra y mas adelante las brigadas muralistas Camilo Torres, la Brigada Chacón e inumerables brigadas poblacionales, fueron los artífices de esta expresión. Algunas perduraron con el tiempo como La brigada Ramona Parra, creada en 1968 por Luis Alberto Corvalán, siendo ésta también la primera brigada constituída como tal. La Brigada Ramona Parra, la Inti Peredo o la Elmo Catalán hicieron un cambio y aporte en esto ya que el muralismo callejero concientizaba visualmente al espectador, educaba a través de la denuncia social e informaba a través de la consigna diaria de los acontecimientos.
Con el Golpe Militar en Chile en el año 1973, el mural social desaparece como expresión popular viviendo momentos difíciles en la década de los ´80. Los profesores de la Escuela de Bellas Artes no estaban de acuerdo con esta tendencia pictórica y presionaron para que se cerrara el curso de mural existente. No había interés por la creación de obras cuyas temáticas se acercaran a la clase trabajadora y a los problemas sociales. Se pintan murales clandestinos en poblaciones de Santiago. Su mensaje es claro: denunciar hechos y realidades como la cesantía, el hambre y la tortura. No duran mucho, ya que son borrados o destruidos rápidamente por la autoridad.
Los murales hechos por las brigadas eran pasajeros y anónimos, pero debían dejar un mensaje directo para el ciudadano común, con el fin de tener un efecto en el pensamiento de éste antes de ser borrados debido a la persecución política existente. La realización de un mural se dividía en pequeños grupos. Trazadores que diseñaban el motivo, fondeadores que pintaban el fondo, rellenadores que ponían color al diseño y fileteadores que eran los encargados de colocar una línea negra en los contornos del dibujo. La mayoría de los murales están acompañados de un texto que entrega el sentido particular y primario del conjunto, facilitando el entendimiento. Debemos recordar que, al igual que los grafiteros, los muralistas trabajan clandestinamente, por lo que junto con cuidar la estética del mural deben cuidar también el mensaje.
La técnica ocupada por las brigadas se basaba en la tierra de color con un adhesivo andinol. También se ocupaban elementos básicos como cal y se traspasaba la pintura a la pared por medio de brochas.
A mediados de los ochenta, llega una nueva expresión sobre muros, llamada graffiti. Durante los años ´83 y ´84, llega el graffiti a Chile proveniente de Nueva York. En abril de 1984 llegan a Chile dos películas que serían fundamentales para el nacimiento del graffiti chileno. Ambas películas, Beat Street y Breakin’, trajeron lo que era el Hip Hop a Chile. Fueron entonces las imagenes las que se encargaron de contarle a muchos lo que era el rap, el graffiti, el breakdance y el dj. Los practicantes del breakdance, fueron los primeros en acercarse al graffiti. Se juntaban todos los sábados en el pasaje Bombero Ossa, en el centro de Santiago. Siempre con las películas en mente, comenzaron a rayar sus tag sobre cajas abiertas de lavadoras, que fueron utilizadas como base para bailar breakdance, ya que muchos sectores aún no tenían pavimento, solamente tierra. Los primeros registros fotográficos de graffiti en Chile, constan del año ´83, donde se utilizaban en su elaboración tizas de color, carbón y la brocha debido a que los productos aerosol fluctuaban entre los 5 mil a 10 mil pesos por unidad. El momento económico que vive el país, el cual ve abierta las puertas hacia la importación a muy bajo costo de una enormidad de bienes y servicios, permite un acercamiento al spray. Con la llegada de Jimmy Fernández, fundador del grupo de rap La Posse Latina, en 1987, proveniente de Italia, el Hip Hop y específicamente el graffi ti en Chile, obtiene más información de lo que sucede afuera. El graffiti aun se manifestaba de forma experimental e inocente por ejemplo en sectores céntricos de la capital, como el barrio de las torres San Borja.
Recién en la década de los noventa, el graffiti se consolida y son conocidos los conceptos como tag y flop. Surgen nuevas generaciones de escritores y breakers que se juntan en diferentes lugares de la capital como el paseo San Agustín y la Estación Mapocho. Este último se saturó de tag por lo que se revocó el permiso existente para poder juntarse en ese lugar. Pero el éxodo los llevó a la parte de atrás de la estación. Fue un punto de encuentro de graffi ti, donde se intercambiaba material, imágenes, croqueras, etc. y donde muchos escritores actuales tuvieron sus primeros acercamientos con el graffiti. Zekis (Cekis), reconocido escritor chileno, tuvo la oportunidad de traer material desde los EEUU. como revistas y válvulas de graffi ti para venderlas en un principio detrás de la Estación Mapocho. Durante ésta década se forman muchos crew de escritores. Ejemplos son los crew ODC, DVE y NCS. Se empiezan a pintar los muros de sectores antes ocupados por las brigadas muralistas como Plaza Italia, Santa Lucía y Santa Isabel. También se realizan algunos encuentros de graffiti como el Festival Metropolitano de Hip Hop. Esos encuentros fueron de gran influencia para el posterior desarrollo del graffiti. Se consolidó el flop y pintar las micros.
A finales de los noventa el graffiti recibe algunos impulsos. Abre sus puertas la tienda Otra Vida, lugar que por años fue un punto de encuentro para los escritores de graffi ti ofreciendo productos como revistas, válvulas, pinturas y ropa. También se importan las primeras pinturas spray españolas, las cuales son especialmente elaboradas para los escritores de graffiti. Las pinturas españolas son de mejor calidad por tener la pintura una mayor pigmentación y durabilidad. El graffiti se empieza a practicar de día, ya que son muchos los escritores que se dan cuenta que pintando de día pasan mas desapercibidos que haciéndolo de noche.
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