En la noticia se habla de los murales que recorren Palestina ensalzando la figura del niño:
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/news/
Desde el estallido de la segunda Intifada en los territorios palestinos, en septiembre de 2000, han muerto casi 300 niños menores de 15 años, aproximadamente el 13% del total de víctimas palestinas.
En el campo israelí, las cifras absolutas son menores, pero los porcentajes son similares.
Uno de las primeros menores en caer en este conflicto fue Mohamed al-Dura, el 30 de octubre de 2000.
Este niño de sólo 12 años falleció en circunstancias nunca aclaradas, luego de un tiroteo en el que él quedó al medio tratando de protegerse junto a su padre detrás de un bidón cerca de la colonia de Netzarim, situada en la parte central de la Franja de Gaza.
Su trágica muerte fue captada por las cámaras de la televisión y las imágenes dieron la vuelta al mundo.
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El padre de Mohamed, Yamal, que fue herido en el hombro y brazo derechos en el mismo incidente, acaba de tener un nuevo hijo, al que también ha bautizado como Mohamed, "en honor de su hermano, y también del profeta".
La alegría
Según Yamal, el nacimiento del nuevo Mohamed ha sido algo especial, dado que "llegó al mundo en el último viernes del mes de Ramadán, que para los musulmanes constituye una fecha simbólica, y además coincide con la fecha en que se celebra el día de al Quds (Jerusalén) a nivel internacional".
Además, ha vuelto a elevar el número de hijos hasta siete, lo que también le supone un motivo de júbilo, nos comenta en el salón de su casa.
"El nuevo Mohamed me ha devuelto la alegría", señala Yamal, quien debido a una fuerte lesión en la pierna izquierda y las secuelas de los disparos recibidos en la parte superior del cuerpo, mantiene a su familia con una pensión por discapacidad de 1.000 shequels (unos US$220) que recibe mensualmente de la Autoridad Nacional Palestina.
La ira
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"Lo que está haciendo Sharón es una atrocidad, y el mundo contempla impasible cómo continúan destruyendo nuestras casas y asesinando a nuestros niños", agrega.
El cabeza de la familia al Dura no oculta tampoco su enojo con Estados Unidos.
"Producen las armas con las que nos están matando, los F-16, los Apache...", señala.
Yamal cuenta que llegó a tramitar una demanda contra el gobierno israelí a través de un abogado de la organización de derechos humanos palestina LAW, pero que ésta nunca prosperó.
"Además intenté que el abogado llevara el caso ante la justicia belga, donde Sharón fue denunciado por crímenes de guerra, pero nuestro recurso no fue admitido a trámite", añade.
Los niños, víctimas de la Intifada
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Además, según las estadísticas recopiladas por el Health Development and Information Policy Institute de Ramala, el número de niños y jóvenes palestinos heridos de diversa consideración supera ya los 7.000. De éstos, unos 2.500 presentan algún tipo de discapacidad o minusvalía, ya sea física o psíquica que les acompañará durante el resto de sus vidas.
Cómo se señala al principio, en términos absolutos las estadísticas de muertos, heridos y discapacitados son inferiores entre los israelíes, pero en términos relativos son muy parecidos, presentado unos porcentajes similares.
En septiembre de este año, Amnistía Internacional denunciaba que el conflicto ha acabado con la vida de más de 70 niños israelíes y más de 250 palestinos. Su informe no especificaba el rango de edad.
Los atentados suicidas también han matado a decenas y dejado secuelas, temporales o permanentes, entre cientos de niños y jóvenes israelíes.
Saliendo adelante
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"Cuando estuve en Irak recibí 25.000 dólares, y del Rey de Jordania recibí una cantidad pequeña, aunque éste se hizo cargo de todos mis gastos médicos", comenta Yamal, quien también recibió tratamiento en Irán y dinero de los Emiratos Árabes Unidos.
"Al volver de mi gira por estos países los servicios de seguridad israelíes me hicieron mil preguntas en el paso fronterizo de Rafá, y me confiscaron la mayoría de las fotografías que me traje, muchas de ellas con gente que no sabía ni quiénes eran, y todavía no me las han devuelto", señala. "Pero nadie va a impedir que siga contando mi historia", agrega.
"Y además no voy a permitir que le hagan nada a mi nuevo Mohamed", concluye, tras describir cómo en el transcurso de la última operación militar efectuada en El Bureij, que tuvo lugar a pocas manzanas de su casa, cogió al bebé y se lo llevó junto al tabique más sólido del apartamento, donde lo mantuvo abrazado junto a su pecho hasta que terminaron los tiroteos, que duraron más de tres horas.
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